El 14 de abril de 1982, Mientras Galtieri le comunicaba telefónicamente a Reagan, que existía la disposición para encontrar una salida pacífica, el estadounidense Haig regresaba a Buenos Aires, desde Londres.
Allí la actuación de Thatcher recibía el respaldo de la Cámara de los Comunes.
Por su parte, la flota Argentina zarpaba desde Puerto Belgrano.
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